La Visa Schengen permite estar en el Espacio Schengen por un máximo de 90 días, en un periodo de 180 días. Esto significa que si viajas a Europa desde el 1 de enero hasta el 31 de marzo, tendrás que esperar hasta el 1 de julio (otros 90 días) si quieres volver a ingresar en el Espacio Schengen.

Al entrar en un país de la zona Schengen, y tras sellar el pasaporte, puedes viajar por todos los países del Espacio Schengen por un plazo máximo de 90 días. No necesitas mostrar de nuevo el pasaporte, ni solicitar visas adicionales en cada país que visites.

Por ahora, los únicos países latinoamericanos que siguen requiriendo Visa Schengen son Ecuador, Bolivia y República Dominicana. 

Al agotar los 90 días preceptivos, muchas personas viajan a un país no Schengen (como Inglaterra o Marruecos) y vuelven a ingresar en el Espacio Schengen, sin haber esperado los 90 días de reglamento. Esa práctica es ilegal y perseguida por las autoridades de migraciones, y puede derivar en serias medidas, como la denegación total de ingreso en el Espacio Schengen, el sello de “inmigrante ilegal” en el pasaporte y la deportación.

Los 90 días son acumulativos, no consecutivos. Por ejemplo: si permaneces 30 días en España y después viajas 30 días más a China, todavía puedes permanecer 60 días en el Espacio Schengen. 

Cabe destacar que el cómputo es por días, no por meses. Es decir: si viajas al Espacio Schengen un 1 de marzo y permaneces los 90 días en él, el día 29 de mayo será cuando se agote ese periodo de 90 días.

Visas de larga estancia

Países como Suecia, Italia o Francia ofrecen visas de larga duración, que permiten una estancia en el Espacio Schengen por un periodo de 365 días.

Estas visas de visitante suelen estar circunscritas al país que las expide, si bien no suele haber problemas para desplazarse por el resto del Espacio Schengen con ellas.

Para solicitar una visa de larga estancia es preciso acudir a la embajada del país donde desees solicitarla. En ella te informarán de la documentación que debes aportar para obtenerla.

La documentación necesaria incluye una declaración jurada de que no vas a trabajar en el país que expide la visa, durante el periodo de validez de la misma.

Además, también se han de aportar justificantes de ingresos, carta que pruebe que estás trabajando en tu país de origen, y una prueba de fondos para tu estancia en el Espacio Schengen, por una cantidad aproximada de 30.000 euros.

¿Y si excedo el plazo de 90 días?

En el caso de sobrepasar el plazo de 90 días, tu pasaporte quedará invalidado para volver a entrar al Espacio Schengen, por un periodo de 5 años. 

La infracción quedará registrada en las bases de datos de todos los aeropuertos del Espacio Schengen, así como en sus fronteras terrestres. Eso significa que, aunque consigas un nuevo pasaporte, mantendrás la prohibición de entrada.

Cuando cometas la infracción, el rigor del castigo varía en función del país. Si has sobrepasado el plazo de 90 días en 1 o 2 días, las autoridades lugares como Italia, Grecia o España serán más flexibles y probablemente no seas penalizado. 

No abuses de la confianza europea. El endurecimiento de los controles en el Espacio Schengen ha hecho que las autoridades sean mucho más estrictas, en particular en Francia, Alemania e Italia. Cumple los plazos y no intentes engañar a los agentes de aduanas.